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Somos la mitad, queremos paridad

Editorial / Opinion Piece / Blog Post

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January 13, 2020

Somos la mitad, queremos paridad

Source: La Republica

Por Maruja Barrig,

Somos la mitad, queremos paridad. Ese es uno de los lemas enarbolados por las feministas desde hace varios años. La demanda se asienta en la comprobada desventaja e invisibilidad de las mujeres en la academia y la vida social, en las empresas y en los cargos públicos y de representación. En Perú, las mujeres son algo más que el 50% de la población, así que incluso se podría aspirar a un poquito más que la mitad del todo.

En esa mitad de la población están todas las mujeres: desde la déspota propietaria de barrio residencial que meses atrás choleó al portero de su edificio hasta la dirigenta amazónica que defiende el medio ambiente, pasando por nuestras inteligentes y feministas candidatas al Congreso y la insólita Rosa Bartra y sus tornillos sueltos. Ella también tiene derecho a disputar una curul, porque la exigencia de justicia paritaria la incluye. Visto así, pedir paridad es un excelso ejercicio de generosidad.

Este desprendimiento feminista hacia mujeres que no se merecen ni el saludo, puede sin embargo tener sus bemoles. Junto con la arenga circulan también las versiones de paridad sí pero con matices: las mujeres nos la merecemos pero unas más que otras. Si este fuera el razonamiento, de golpe y porrazo retrocedimos casi un siglo. Porque quién raya la cancha de la línea políticamente correcta de lo que es ser feminista o quién interpreta mejor el enfoque de género para saber si mereces, en este caso, elegir y ser elegida.

Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por La Republica el 13 de enero de 2020.

Región

Por Maruja Barrig,

Somos la mitad, queremos paridad. Ese es uno de los lemas enarbolados por las feministas desde hace varios años. La demanda se asienta en la comprobada desventaja e invisibilidad de las mujeres en la academia y la vida social, en las empresas y en los cargos públicos y de representación. En Perú, las mujeres son algo más que el 50% de la población, así que incluso se podría aspirar a un poquito más que la mitad del todo.

En esa mitad de la población están todas las mujeres: desde la déspota propietaria de barrio residencial que meses atrás choleó al portero de su edificio hasta la dirigenta amazónica que defiende el medio ambiente, pasando por nuestras inteligentes y feministas candidatas al Congreso y la insólita Rosa Bartra y sus tornillos sueltos. Ella también tiene derecho a disputar una curul, porque la exigencia de justicia paritaria la incluye. Visto así, pedir paridad es un excelso ejercicio de generosidad.

Este desprendimiento feminista hacia mujeres que no se merecen ni el saludo, puede sin embargo tener sus bemoles. Junto con la arenga circulan también las versiones de paridad sí pero con matices: las mujeres nos la merecemos pero unas más que otras. Si este fuera el razonamiento, de golpe y porrazo retrocedimos casi un siglo. Porque quién raya la cancha de la línea políticamente correcta de lo que es ser feminista o quién interpreta mejor el enfoque de género para saber si mereces, en este caso, elegir y ser elegida.

Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por La Republica el 13 de enero de 2020.

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