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Entrevista con la activista María José Jiménez

Entrevistas

Enviado por admin2 el
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October 29, 2015

Entrevista con la activista María José Jiménez

Entrevista con la activista María José Jiménez realizada por Carmen Sánchez Oliver, colaboradora de iKNOW Politics

 Es imposible no prestar atención cuando María José Jiménez habla. Tiene unos ideales claros y las palabras exactas para transmitirlos. Es feminista, gitana y parte esencial de la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, que desde Galicia se ha ido abriendo paso por toda la geografía española en menos de dos años. Según sus propias palabras, pretenden ''deconstruir la imagen poética y/o distorsionada que se tiene de las gitanas a la par que crear un movimiento social participativo del pueblo gitano''. 

¿Cuáles son los frentes abiertos en vuestra lucha?

 Por una parte, la creación de una conciencia social crítica de clase dentro del pueblo gitano. Como gitanos, debemos despertar de ese letargo en el que llevamos siglos, siempre manipulados, utilizados al antojo de la corriente política de turno, eternos chivos expiatorios de todos los males de esta sociedad, sin que nos hierva la sangre, sin cuestionar apenas, sin hacernos visibles en las cuestiones que afectan a nuestras vidas y a la de los nuestros, participando a medias… AGFD quiere romper con ese letargo y esa invisibilidad, mostrando la heterogeneidad de un pueblo rico en historia, cultura y valores. Queremos que las mujeres gitanas sean mujeres libres, formadas y con capacidad plena para elegir todo lo que concierna a su desarrollo como persona y mujer, sin que por ello se le cuestione su identidad gitana.

Por otra parte, otro frente sería la sociedad mayoritaria paya, que en definitiva es la que maneja y controla los mecanismos de poder (economía, política, religión, información, participación). Sin su  “permiso”, las gitanas y los gitanos jamás podremos ocupar nuestro sitio en esta sociedad racista, llena de prejuicios y sin apenas información acerca de la comunidad gitana. A los gitanos y a las gitanas se nos ha mostrado históricamente, bien como seres grotescos, analfabetos, indignos de tener trabajo, vivienda o formación, bien como folclóricos y folclóricas con habilidades especiales para entretener y divertir, pero el pueblo gitano es muy heterogéneo y diverso.

Finalmente, los medios de comunicación suponen otro gigante por su poder para producir cambios en la sociedad. Sin embargo, existe una gran permisividad cuando se trata de la comunidad gitana y la visión que se ofrece de la misma. Si esto ocurriera con otros grupos étnicos, el resto de la sociedad y los partidos políticos se levantarían en mareas de protestas y declaraciones de tolerancia. Da la sensación de que no pasa nada cuando se es racista contra los gitanos.

  ¿Cómo recibe la comunidad gitana vuestro discurso y vuestra labor?

La acogida por parte de grupos de mujeres gitanas, tanto en España como fuera, está siendo buena. AGFD tiene un discurso muy simple y accesible, sabemos de qué hablamos y lo hacemos en las mismas claves culturales puesto que no contamos nada que ellas no sepan, aunque sí lo hacemos desde una conciencia crítica. Y aunque parezca algo insólito, dentro de la entidad hay hombres gitanos que se declaran abiertamente feministas. Nos gustaría que fuesen más, pero los cambios son lentos y como los payos, no todos están dispuestos a perder privilegios y ceder espacios. Estamos seguras que serán cada vez más los hombres gitanos que se sumen a la causa, ya que también es su causa. 

Payas y gitanas parten de realidades diferentes y con frecuencia, las primeras desconocen a las segundas. ¿Crees que aún así es posible adoptar un discurso único y realista en el que las mujeres gitanas se sientan representadas?

No existe un único discurso feminista pero sí existe una base coincidente en los discursos feministas y las necesidades prioritarias a atender en las mujeres gitanas son parecidas a las del resto: formación, reconocimiento, valoración, libertad de elección, protagonismo, violencia de género,  participación real y en igualdad de condiciones, no tutorización y empleo.

Es cierto que las feministas payas no nos incluyen en sus discursos, seguimos siendo invisibilizadas o consideradas no dignas de inclusión en un discurso de denuncia y empoderamiento. Aunque las feministas payas han ido dándose cuenta poco a poco que existen realidades de mujeres que no incluían en sus discursos (negras, musulmanas o latinas), no han sido capaces de incorporar las realidades de las mujeres gitanas.

Históricamente, las payas han tutorizado a las mujeres gitanas, erigiéndose conocedoras de la verdad y el saber. Muestras de ello son los talleres y cursos que se ponen en marcha desde los bien considerados servicios sociales y demás entidades que trabajan con gitanas. Se trata de formaciones elegidas desde la perspectiva paya, nunca desde las necesidades sentidas o demandadas de las mujeres gitanas y es por ello que estos proyectos fracasan.

El discurso feminista romaní nos corresponde hacerlo a las gitanas porque solo de esa manera nos sentiremos cómodas y representadas, no necesitamos que las feministas payas nos lleven de la mano por un camino construido únicamente por ellas. No obstante, también resulta necesario sumar voces de activistas que nos consideren como iguales, dignas de entrar en esa lucha de conquista de derechos y empoderamiento. 

Tradicionalmente, la cultura gitana ha sido percibida como altamente machista -o más machista que la paya-, imagen que no ha dejado de fomentarse desde los medios de comunicación. ¿Qué hay de verdad y de mentira en todo ello?

El machismo forma parte de la construcción social del mundo y los hombres gitanos no son ajenos a ello. Por supuesto que muchos de los hombres gitanos son machistas, un machismo aprendido y a veces justificado desde una base cultural que ellos mismos manipulan y cuentan para no perder poder y control sobre las mujeres.

Los hombres gitanos no son más machistas que los hombres payos, lo que ha ocurrido es que las mujeres payas lleváis muchos años de lucha, movimiento, organización y conquista que ha provocado que los hombres payos hayan perdido cuotas de poder, manipulación y control. Las payas os habéis rebelado y habéis puesto limites y eso solo se consigue cuando se es capaz de unir por una causa común y justa.

Las culturas se trasforman, evolucionan, se adaptan y mejoran. Las culturas son cuestionables, sobre todo aquellos aspectos obsoletos que impiden el desarrollo del individuo y el grupo. También es importante saber identificar cuáles son los elementos esenciales de una cultura y no confundir con la costumbre o la norma, error habitual. 

En el imaginario popular suele relacionarse a la cultura gitana con realojos fracasados, jolgorio y poco apego al trabajo, al esfuerzo y al estudio. De todo este panorama, ¿qué parte es cultura gitana y qué parte es seis siglos de abandono institucional?

Nada de lo mencionado anteriormente tiene nada que ver con ninguna cultura, con la gitana tampoco. La triste realidad es que una parte de la población gitana vive en condiciones de vulnerabilidad y absoluta exclusión social. Resulta verdaderamente complicado participar en igualdad de condiciones  cuando el simple hecho de nacer gitano o gitana es considerado un problema social en este país. Es complicado encontrar un trabajo  cuando tienes que ocultar tu pertenencia étnica o disimularla para poder tener alguna oportunidad de que te seleccionen. Es complicado que sin poder tener un trabajo puedas acceder a una vivienda que no sea en un barrio gueto. Es realmente complicado para un gitano o una gitana entrar en un supermercado y que no te siga el guarda de seguridad. Es complicado poder acceder a niveles de formación superior cuando hace tan solo 30 años a los gitanos y gitanas no se nos permitía asistir a las escuelas de payos y solo podíamos ir a las escuelas puentes, que siguen existiendo en pleno siglo XXI en un Estado de Derecho y Democrático. 

El fracaso de las políticas sociales puestas en marcha desde los distintos colores políticos dirigidas a la comunidad gitana es habitual en toda Europa. No hay más que echar un vistazo a las políticas antigitanas que se están llevando a cabo en Francia, Italia o en países del Este. Se trata de un racismo institucional validado por una parte importante de la sociedad y mientras esto no cambie, los gitanos y gitanas estamos condenados a ser nadies.

La cultura gitana ha sido durante seis siglos utilizada por la sociedad mayoritaria a su antojo y necesidades y hemos sido nosotros/as los/as gitanos/as los verdaderos culpables y los que hemos permitido que esto suceda. Deberíamos habernos “armado” para defendernos y poner en valor nuestras señas de identidad cultural. 

Día de la entrevista
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Entrevista con la activista María José Jiménez realizada por Carmen Sánchez Oliver, colaboradora de iKNOW Politics

 Es imposible no prestar atención cuando María José Jiménez habla. Tiene unos ideales claros y las palabras exactas para transmitirlos. Es feminista, gitana y parte esencial de la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, que desde Galicia se ha ido abriendo paso por toda la geografía española en menos de dos años. Según sus propias palabras, pretenden ''deconstruir la imagen poética y/o distorsionada que se tiene de las gitanas a la par que crear un movimiento social participativo del pueblo gitano''. 

¿Cuáles son los frentes abiertos en vuestra lucha?

 Por una parte, la creación de una conciencia social crítica de clase dentro del pueblo gitano. Como gitanos, debemos despertar de ese letargo en el que llevamos siglos, siempre manipulados, utilizados al antojo de la corriente política de turno, eternos chivos expiatorios de todos los males de esta sociedad, sin que nos hierva la sangre, sin cuestionar apenas, sin hacernos visibles en las cuestiones que afectan a nuestras vidas y a la de los nuestros, participando a medias… AGFD quiere romper con ese letargo y esa invisibilidad, mostrando la heterogeneidad de un pueblo rico en historia, cultura y valores. Queremos que las mujeres gitanas sean mujeres libres, formadas y con capacidad plena para elegir todo lo que concierna a su desarrollo como persona y mujer, sin que por ello se le cuestione su identidad gitana.

Por otra parte, otro frente sería la sociedad mayoritaria paya, que en definitiva es la que maneja y controla los mecanismos de poder (economía, política, religión, información, participación). Sin su  “permiso”, las gitanas y los gitanos jamás podremos ocupar nuestro sitio en esta sociedad racista, llena de prejuicios y sin apenas información acerca de la comunidad gitana. A los gitanos y a las gitanas se nos ha mostrado históricamente, bien como seres grotescos, analfabetos, indignos de tener trabajo, vivienda o formación, bien como folclóricos y folclóricas con habilidades especiales para entretener y divertir, pero el pueblo gitano es muy heterogéneo y diverso.

Finalmente, los medios de comunicación suponen otro gigante por su poder para producir cambios en la sociedad. Sin embargo, existe una gran permisividad cuando se trata de la comunidad gitana y la visión que se ofrece de la misma. Si esto ocurriera con otros grupos étnicos, el resto de la sociedad y los partidos políticos se levantarían en mareas de protestas y declaraciones de tolerancia. Da la sensación de que no pasa nada cuando se es racista contra los gitanos.

  ¿Cómo recibe la comunidad gitana vuestro discurso y vuestra labor?

La acogida por parte de grupos de mujeres gitanas, tanto en España como fuera, está siendo buena. AGFD tiene un discurso muy simple y accesible, sabemos de qué hablamos y lo hacemos en las mismas claves culturales puesto que no contamos nada que ellas no sepan, aunque sí lo hacemos desde una conciencia crítica. Y aunque parezca algo insólito, dentro de la entidad hay hombres gitanos que se declaran abiertamente feministas. Nos gustaría que fuesen más, pero los cambios son lentos y como los payos, no todos están dispuestos a perder privilegios y ceder espacios. Estamos seguras que serán cada vez más los hombres gitanos que se sumen a la causa, ya que también es su causa. 

Payas y gitanas parten de realidades diferentes y con frecuencia, las primeras desconocen a las segundas. ¿Crees que aún así es posible adoptar un discurso único y realista en el que las mujeres gitanas se sientan representadas?

No existe un único discurso feminista pero sí existe una base coincidente en los discursos feministas y las necesidades prioritarias a atender en las mujeres gitanas son parecidas a las del resto: formación, reconocimiento, valoración, libertad de elección, protagonismo, violencia de género,  participación real y en igualdad de condiciones, no tutorización y empleo.

Es cierto que las feministas payas no nos incluyen en sus discursos, seguimos siendo invisibilizadas o consideradas no dignas de inclusión en un discurso de denuncia y empoderamiento. Aunque las feministas payas han ido dándose cuenta poco a poco que existen realidades de mujeres que no incluían en sus discursos (negras, musulmanas o latinas), no han sido capaces de incorporar las realidades de las mujeres gitanas.

Históricamente, las payas han tutorizado a las mujeres gitanas, erigiéndose conocedoras de la verdad y el saber. Muestras de ello son los talleres y cursos que se ponen en marcha desde los bien considerados servicios sociales y demás entidades que trabajan con gitanas. Se trata de formaciones elegidas desde la perspectiva paya, nunca desde las necesidades sentidas o demandadas de las mujeres gitanas y es por ello que estos proyectos fracasan.

El discurso feminista romaní nos corresponde hacerlo a las gitanas porque solo de esa manera nos sentiremos cómodas y representadas, no necesitamos que las feministas payas nos lleven de la mano por un camino construido únicamente por ellas. No obstante, también resulta necesario sumar voces de activistas que nos consideren como iguales, dignas de entrar en esa lucha de conquista de derechos y empoderamiento. 

Tradicionalmente, la cultura gitana ha sido percibida como altamente machista -o más machista que la paya-, imagen que no ha dejado de fomentarse desde los medios de comunicación. ¿Qué hay de verdad y de mentira en todo ello?

El machismo forma parte de la construcción social del mundo y los hombres gitanos no son ajenos a ello. Por supuesto que muchos de los hombres gitanos son machistas, un machismo aprendido y a veces justificado desde una base cultural que ellos mismos manipulan y cuentan para no perder poder y control sobre las mujeres.

Los hombres gitanos no son más machistas que los hombres payos, lo que ha ocurrido es que las mujeres payas lleváis muchos años de lucha, movimiento, organización y conquista que ha provocado que los hombres payos hayan perdido cuotas de poder, manipulación y control. Las payas os habéis rebelado y habéis puesto limites y eso solo se consigue cuando se es capaz de unir por una causa común y justa.

Las culturas se trasforman, evolucionan, se adaptan y mejoran. Las culturas son cuestionables, sobre todo aquellos aspectos obsoletos que impiden el desarrollo del individuo y el grupo. También es importante saber identificar cuáles son los elementos esenciales de una cultura y no confundir con la costumbre o la norma, error habitual. 

En el imaginario popular suele relacionarse a la cultura gitana con realojos fracasados, jolgorio y poco apego al trabajo, al esfuerzo y al estudio. De todo este panorama, ¿qué parte es cultura gitana y qué parte es seis siglos de abandono institucional?

Nada de lo mencionado anteriormente tiene nada que ver con ninguna cultura, con la gitana tampoco. La triste realidad es que una parte de la población gitana vive en condiciones de vulnerabilidad y absoluta exclusión social. Resulta verdaderamente complicado participar en igualdad de condiciones  cuando el simple hecho de nacer gitano o gitana es considerado un problema social en este país. Es complicado encontrar un trabajo  cuando tienes que ocultar tu pertenencia étnica o disimularla para poder tener alguna oportunidad de que te seleccionen. Es complicado que sin poder tener un trabajo puedas acceder a una vivienda que no sea en un barrio gueto. Es realmente complicado para un gitano o una gitana entrar en un supermercado y que no te siga el guarda de seguridad. Es complicado poder acceder a niveles de formación superior cuando hace tan solo 30 años a los gitanos y gitanas no se nos permitía asistir a las escuelas de payos y solo podíamos ir a las escuelas puentes, que siguen existiendo en pleno siglo XXI en un Estado de Derecho y Democrático. 

El fracaso de las políticas sociales puestas en marcha desde los distintos colores políticos dirigidas a la comunidad gitana es habitual en toda Europa. No hay más que echar un vistazo a las políticas antigitanas que se están llevando a cabo en Francia, Italia o en países del Este. Se trata de un racismo institucional validado por una parte importante de la sociedad y mientras esto no cambie, los gitanos y gitanas estamos condenados a ser nadies.

La cultura gitana ha sido durante seis siglos utilizada por la sociedad mayoritaria a su antojo y necesidades y hemos sido nosotros/as los/as gitanos/as los verdaderos culpables y los que hemos permitido que esto suceda. Deberíamos habernos “armado” para defendernos y poner en valor nuestras señas de identidad cultural. 

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Entrevista con la activista María José Jiménez realizada por Carmen Sánchez Oliver, colaboradora de iKNOW Politics