Pasar al contenido principal

¿Feminizar la política?

Editorial / Opinion Piece / Blog Post

Back
September 5, 2018

¿Feminizar la política?

Source: La Vanguardia

Por Daniel Innerarity,

La falta de representación de las mujeres no es una casualidad histórica, sino una característica estructural del Estado moderno, sostenido por un contrato sexual que descualifica a las mujeres para el espacio público. Como desveló Carole Pateman en su célebre libro sobre El contrato sexual, el Estado democrático ha sido y es masculino en la medida en que no cuestiona el contrato fundador en el que se basa. Se trata de una división de funciones según la cual el espacio público sería el ámbito propio del varón independiente y el espacio privado estaría a cargo de la mujer, que se ocupa de gestionar las dependencias.

La democracia de paridad contribuye a que la política deje de ser concebida como el juego de individuos independientes y entren en ella las ideas de dependencia o interdependencia. La sociedad debería estar representada por los individuos en toda su complejidad y no sólo por esa visión sim­plificada de individuos autosuficientes. La democracia paritaria coloca la solidaridad, los deberes, la interdependencia en el centro de la vida política. La paridad refleja ­indirectamente que somos seres dependientes, que vivimos en un contexto de interdependencias, y puede contribuir decisivamente a desentronizar al sujeto soberano y la lógica de la autosuficiencia. Pasaríamos de una política entendida como el combate entre soberanos a otra concebida como la relación entre sujetos interdependientes.

Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por La Vanguardia el 31 de agosto de 2018.

Por Daniel Innerarity,

La falta de representación de las mujeres no es una casualidad histórica, sino una característica estructural del Estado moderno, sostenido por un contrato sexual que descualifica a las mujeres para el espacio público. Como desveló Carole Pateman en su célebre libro sobre El contrato sexual, el Estado democrático ha sido y es masculino en la medida en que no cuestiona el contrato fundador en el que se basa. Se trata de una división de funciones según la cual el espacio público sería el ámbito propio del varón independiente y el espacio privado estaría a cargo de la mujer, que se ocupa de gestionar las dependencias.

La democracia de paridad contribuye a que la política deje de ser concebida como el juego de individuos independientes y entren en ella las ideas de dependencia o interdependencia. La sociedad debería estar representada por los individuos en toda su complejidad y no sólo por esa visión sim­plificada de individuos autosuficientes. La democracia paritaria coloca la solidaridad, los deberes, la interdependencia en el centro de la vida política. La paridad refleja ­indirectamente que somos seres dependientes, que vivimos en un contexto de interdependencias, y puede contribuir decisivamente a desentronizar al sujeto soberano y la lógica de la autosuficiencia. Pasaríamos de una política entendida como el combate entre soberanos a otra concebida como la relación entre sujetos interdependientes.

Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por La Vanguardia el 31 de agosto de 2018.