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Internacional: “Estrategias parlamentarias para abordar la violencia contra mujeres y niñas”: discurso de Michelle Bachelet

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Internacional: “Estrategias parlamentarias para abordar la violencia contra mujeres y niñas”: discurso de Michelle Bachelet

Source:

Declaración de Michelle Bachelet, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, “Estrategias parlamentarias para abordar la violencia contra mujeres y niñas”, 5 de marzo de 2013

[Cotejar con el texto pronunciado]

Buenos días, mi más cálida bienvenida a todas y todos.

Me gustaría reconocer y saludar a la presidenta de este evento, la Sra. Kadaga, Portavoz del Parlamento de Uganda, y al Sr. Radi, Presidente de la Unión Interparlamentaria, IPU.

Personalmente, siempre me ha complacido de manera especial reunirme con parlamentarias y parlamentarios de todo el mundo durante la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer que se celebra cada año.

Ante todo, lo que valoro de nuestro encuentro es la oportunidad de intercambiar y compartir información e ideas con todas y todos ustedes sobre las cuestiones que nos ocupan, y estoy convencida de que su perspectiva parlamentaria, rica y variada, aportará información a nuestras deliberaciones.

Al mismo tiempo, permítanme celebrar la larga y productiva relación entre las Naciones Unidas y la IPU en temas más generales, como la participación política de las mujeres y la igualdad de género. Espero que esta relación siga creciendo.

(pausa)

Hoy, en el siglo XXI, nos encontramos en un punto crucial de la historia.

Nunca antes ha existido un mayor impulso público para poner fin a la violencia contra las mujeres.

Nunca antes hemos contado con el alcance mundial e instantáneo que nos ofrecen las nuevas tecnologías: en cuestión de segundos, podemos comunicar en tiempo real las atrocidades que tienen lugar en los países de todo el mundo.

Nunca antes hemos presenciado una indignación pública tan extendida y sincera, y llamados a favor del cambio y la acción.

Independientemente de donde vivamos, todas y todos somos testigos de la terrible y continuada violencia contra mujeres y niñas. Nada tiene que ver con nuestra nacionalidad, con nuestra clase social, nuestra religión… la violencia sigue siendo un hecho extendido que no conoce fronteras.

Tras las tragedias ampliamente difundidas acontecidas durante el año pasado, mujeres, hombres y jóvenes han unido sus voces en un único grito: basta ya. Las personas exigen poner fin a la impunidad e insisten en la protección de los derechos de las mujeres y niñas a vivir sin violencia. Y lo hacen porque nos encontramos en el punto de inflexión de una transformación social más profunda en la que, de verdad, y esta es mi mayor esperanza, la igualdad de género se convierta en una realidad para todas y todos.

Sabemos, lo hemos afirmado innumerables veces, que la violencia contra las mujeres es la violación más generalizada de los derechos humanos, de la que se hace menor justicia.

Este año, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer aborda este tema prioritario y tiene la oportunidad única de establecer un acuerdo firme sobre los pasos a seguir. Estos pasos deben ir encaminados hacia un objetivo claro que señale la violencia contra las mujeres como un hecho inaceptable bajo ninguna condición y que inste a los Estados Miembros a dejar de mirar hacia otro lado cuando ocurren estos delitos, estas violaciones de los derechos humanos. De nada sirve lamentarnos públicamente cuando mueren mujeres víctimas de brutales violaciones, o cuando se dispara despiadadamente a una chica porque defiende el derecho a la educación de las niñas. Debemos actuar, debemos actuar ahora y debemos actuar aquí en la Comisión.

En este 57º periodo de sesiones de la Comisión, las conclusiones convenidas que acordemos no sólo deben reafirmar, sino también encumbrar las normas y los estándares existentes sobre la eliminación de la violencia contra mujeres y niñas. Debemos esforzarnos más si queremos mantener la confianza de cientos de millones de mujeres y niñas, o quizás miles de millones, que nos observan durante estas dos semanas y esperan decisiones valientes.

Las conclusiones deben ser audaces, a favor de la acción, a favor de la implementación. Esto significa que los estados deben respaldarlas con planes y políticas eficaces, con leyes y presupuestos.

Como parlamentarias y parlamentarios, ustedes y sus colegas de todo el mundo son fundamentales para alcanzar este objetivo. Han situado la eliminación de la violencia contra las mujeres en la agenda política, y desde aquí agradezco a la IPU el importante papel que ha desempeñado en este sentido.

El cambio legislativo es imprescindible para poner fin a la epidemia de violencia, y son ustedes, las y los representantes del pueblo, quienes pueden hacerlo posible y marcar la diferencia de forma real para las mujeres y las niñas.

(pausa)

En nombre de las sobrevivientes de la violencia y del sinfín de mujeres anónimas que han sufrido, sufren y aquellas que han perdido sus vidas en actos violentos, les agradezco sus esfuerzos y a continuación me gustaría sugerir cuatro maneras concretas en las que pueden contribuir a prevenir y poner fin a este horrible tipo de violencia.

En primer lugar, las parlamentarias y los parlamentarios aprueban legislaciones y crean leyes que penalizan la violencia. Actualmente, dos terceras partes de los países tienen legislación que penaliza la violencia doméstica, por ejemplo.

Pero esto no es suficiente. Todos los países deberían tener leyes que penalicen la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos, y en todas sus formas. Las parlamentarias y los parlamentarios deben identificar las lagunas existentes y enmendar las leyes débiles.

Por ejemplo, después de la horrible violación y muerte de una joven india y la tremenda indignación pública suscitada, el gobierno tomó medidas. Se designó a un grupo de expertas y expertos para que estudiara el endurecimiento de las leyes penales en los casos de agresión sexual contra las mujeres.

Encabezado por el ex Presidente del Tribunal Supremo J. S. Verma, el grupo propuso sanciones penales para varias formas de acoso, hostigamiento, voyeurismo, asalto a una mujer y para aquellos militares o supervisores de la policía que no logren controlar a los subordinados que cometen violaciones.

Estas nuevas propuestas contribuirán en gran medida a fortalecer las leyes actuales de la India que prohíben los actos que “ofenden el pudor de la mujer” aunque no definen comportamientos excesivos específicos.

En una conferencia de prensa celebrada en enero, el Sr. Verma afirmó que “abordar sólo la etapa final de una violación no es la solución. Se debe hacer frente a las fases iniciales que, en última instancia, se convierten en formas de agresión sexual con agravantes”.

Así pues, insto a todas y todos ustedes a revisar y fortalecer las leyes de sus países para poner fin a la violencia contra las mujeres.

En segundo lugar, los parlamentos desempeñan una función clave en el seguimiento y la aplicación, tanto de la legislación existente como de la nueva.

Cuando las leyes no se aplican, o se aplican de manera ocasional o incongruente, esto supone un fallo de gobernanza, el incumplimiento de los derechos y las necesidades de los electores y, en este caso, un fracaso en la protección de las mujeres y las niñas ante la violencia.

Esta es un área donde la coordinación y la colaboración con otras partes interesadas pueden marcar la diferencia.

Las parlamentarias y los parlamentarios pueden servirse de sus competencias para contar con policía, fiscales, juezas y jueces, médicos, trabajadoras y trabajadores sociales y líderes religiosos y comunitarios para librar la batalla al unísono y para garantizar que todas las partes rindan cuentas. Poner fin a la violencia contra las mujeres requiere la participación plena de todos los sectores de la sociedad.

En tercer lugar, la aplicación satisfactoria de la legislación depende de una mayor conciencia de la sociedad con respecto a la violencia contra las mujeres. Actualmente, Internet y los medios sociales ayudan a este respecto.

Pero también las parlamentarias y los parlamentarios tienen un papel importante que desempeñar. Pueden ayudar a sensibilizar a las personas e influir en la opinión pública. ¡El altavoz está en sus manos! Pueden involucrar a la comunidad más amplia en un debate sincero sobre el cambio de las normas sociales y actitudes y transmitir el mensaje de que la violencia contra las mujeres no se puede aceptar, no se va a tolerar y que los agresores serán llevados ante la justicia.

En cuarto lugar, está la función parlamentaria de la elaboración de presupuestos y su aprobación. Esto es fundamental para el progreso.

Todas y todos sabemos muy bien que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones.

Una ley solamente es efectiva si se dispone de los recursos económicos y humanos necesarios para su implementación.

Muchas leyes o planes de acción se aprueban sin presupuesto, sin la audacia necesaria que he mencionado antes. En realidad, se trata de un esfuerzo estéril.

Para que una ley tenga efecto debe tener un respaldo económico, y estas necesidades financieras deben reflejarse en asignaciones presupuestarias. Mujeres y niñas de todo el mundo cuentan con ustedes para que hagan posibles esos presupuestos. Y yo también.

(pausa)

Para terminar, quiero reafirmar de forma categórica el compromiso de ONU Mujeres para trabajar todo lo que podamos con los medios limitados de los que disponemos, aunque con una voz muy fuerte, para ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, tanto en los espacios públicos como en los privados.

Hemos trabajado en campañas mundiales para llamar la atención sobre el problema y movilizar a todas las partes interesadas para erradicar este tipo de violencia.

Por ejemplo, la campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas incluye un esperado enfoque sobre el papel de los hombres y los niños para poner fin a esta violencia.

Y esto ya está dando resultados. Por ejemplo, un extraordinario joven de Tanzanía se quedó tan impresionado con las historias que leyó acerca de la violencia contra las mujeres que se inscribió en el concurso mundial de diseño de camisetas ÚNETE del año 2011 y lo ganó.

Actualmente se dedica a movilizar a sus compañeras y compañeros a través de una “Caravana por el Cambio” itinerante que genera conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en su propio país.

También coordinamos el Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres que, a finales de 2012, incluía 95 programas en 85 países y territorios.

Uno de sus beneficiarios es el Population Council, que proporciona a las niñas indígenas de Guatemala sistemas GPS para que creen mapas con las zonas que consideran seguras o de riesgo. Las y los líderes locales utilizan los mapas para mejorar la planificación municipal, incluyendo el alumbrado, las patrullas de policía y otros muchos aspectos.

Además, sabemos que la violencia contra las mujeres y las niñas afecta a familias, comunidades y ciudades enteras.

Por esta razón, también hemos desarrollado un programa global de “Ciudades Seguras, Libres de Violencia contra las Mujeres y las Niñas” que aporta un enfoque global de la cuestión.

El diálogo y la colaboración entre las partes interesadas, incluyendo parlamentarias y parlamentarios, son fundamentales para forjar un consenso sobre acciones concretas destinadas a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Por definición, las parlamentarias y los parlamentarios están ahí para servir al bien público, a TODAS las ciudadanas y TODOS los ciudadanos: esta es la misión que se les ha encomendado. Les pido que nunca olviden que las mujeres y las niñas a las que sirven —y toda la humanidad— ponen su esperanza y confianza en ustedes. Los hechos siempre son más valiosos que las palabras, y yo cuento con su pasión y compromiso para que todas y todos nos unamos para poner fin a la historia de la violencia.

Muchas gracias.

Noticias

Declaración de Michelle Bachelet, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, “Estrategias parlamentarias para abordar la violencia contra mujeres y niñas”, 5 de marzo de 2013

[Cotejar con el texto pronunciado]

Buenos días, mi más cálida bienvenida a todas y todos.

Me gustaría reconocer y saludar a la presidenta de este evento, la Sra. Kadaga, Portavoz del Parlamento de Uganda, y al Sr. Radi, Presidente de la Unión Interparlamentaria, IPU.

Personalmente, siempre me ha complacido de manera especial reunirme con parlamentarias y parlamentarios de todo el mundo durante la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer que se celebra cada año.

Ante todo, lo que valoro de nuestro encuentro es la oportunidad de intercambiar y compartir información e ideas con todas y todos ustedes sobre las cuestiones que nos ocupan, y estoy convencida de que su perspectiva parlamentaria, rica y variada, aportará información a nuestras deliberaciones.

Al mismo tiempo, permítanme celebrar la larga y productiva relación entre las Naciones Unidas y la IPU en temas más generales, como la participación política de las mujeres y la igualdad de género. Espero que esta relación siga creciendo.

(pausa)

Hoy, en el siglo XXI, nos encontramos en un punto crucial de la historia.

Nunca antes ha existido un mayor impulso público para poner fin a la violencia contra las mujeres.

Nunca antes hemos contado con el alcance mundial e instantáneo que nos ofrecen las nuevas tecnologías: en cuestión de segundos, podemos comunicar en tiempo real las atrocidades que tienen lugar en los países de todo el mundo.

Nunca antes hemos presenciado una indignación pública tan extendida y sincera, y llamados a favor del cambio y la acción.

Independientemente de donde vivamos, todas y todos somos testigos de la terrible y continuada violencia contra mujeres y niñas. Nada tiene que ver con nuestra nacionalidad, con nuestra clase social, nuestra religión… la violencia sigue siendo un hecho extendido que no conoce fronteras.

Tras las tragedias ampliamente difundidas acontecidas durante el año pasado, mujeres, hombres y jóvenes han unido sus voces en un único grito: basta ya. Las personas exigen poner fin a la impunidad e insisten en la protección de los derechos de las mujeres y niñas a vivir sin violencia. Y lo hacen porque nos encontramos en el punto de inflexión de una transformación social más profunda en la que, de verdad, y esta es mi mayor esperanza, la igualdad de género se convierta en una realidad para todas y todos.

Sabemos, lo hemos afirmado innumerables veces, que la violencia contra las mujeres es la violación más generalizada de los derechos humanos, de la que se hace menor justicia.

Este año, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer aborda este tema prioritario y tiene la oportunidad única de establecer un acuerdo firme sobre los pasos a seguir. Estos pasos deben ir encaminados hacia un objetivo claro que señale la violencia contra las mujeres como un hecho inaceptable bajo ninguna condición y que inste a los Estados Miembros a dejar de mirar hacia otro lado cuando ocurren estos delitos, estas violaciones de los derechos humanos. De nada sirve lamentarnos públicamente cuando mueren mujeres víctimas de brutales violaciones, o cuando se dispara despiadadamente a una chica porque defiende el derecho a la educación de las niñas. Debemos actuar, debemos actuar ahora y debemos actuar aquí en la Comisión.

En este 57º periodo de sesiones de la Comisión, las conclusiones convenidas que acordemos no sólo deben reafirmar, sino también encumbrar las normas y los estándares existentes sobre la eliminación de la violencia contra mujeres y niñas. Debemos esforzarnos más si queremos mantener la confianza de cientos de millones de mujeres y niñas, o quizás miles de millones, que nos observan durante estas dos semanas y esperan decisiones valientes.

Las conclusiones deben ser audaces, a favor de la acción, a favor de la implementación. Esto significa que los estados deben respaldarlas con planes y políticas eficaces, con leyes y presupuestos.

Como parlamentarias y parlamentarios, ustedes y sus colegas de todo el mundo son fundamentales para alcanzar este objetivo. Han situado la eliminación de la violencia contra las mujeres en la agenda política, y desde aquí agradezco a la IPU el importante papel que ha desempeñado en este sentido.

El cambio legislativo es imprescindible para poner fin a la epidemia de violencia, y son ustedes, las y los representantes del pueblo, quienes pueden hacerlo posible y marcar la diferencia de forma real para las mujeres y las niñas.

(pausa)

En nombre de las sobrevivientes de la violencia y del sinfín de mujeres anónimas que han sufrido, sufren y aquellas que han perdido sus vidas en actos violentos, les agradezco sus esfuerzos y a continuación me gustaría sugerir cuatro maneras concretas en las que pueden contribuir a prevenir y poner fin a este horrible tipo de violencia.

En primer lugar, las parlamentarias y los parlamentarios aprueban legislaciones y crean leyes que penalizan la violencia. Actualmente, dos terceras partes de los países tienen legislación que penaliza la violencia doméstica, por ejemplo.

Pero esto no es suficiente. Todos los países deberían tener leyes que penalicen la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos, y en todas sus formas. Las parlamentarias y los parlamentarios deben identificar las lagunas existentes y enmendar las leyes débiles.

Por ejemplo, después de la horrible violación y muerte de una joven india y la tremenda indignación pública suscitada, el gobierno tomó medidas. Se designó a un grupo de expertas y expertos para que estudiara el endurecimiento de las leyes penales en los casos de agresión sexual contra las mujeres.

Encabezado por el ex Presidente del Tribunal Supremo J. S. Verma, el grupo propuso sanciones penales para varias formas de acoso, hostigamiento, voyeurismo, asalto a una mujer y para aquellos militares o supervisores de la policía que no logren controlar a los subordinados que cometen violaciones.

Estas nuevas propuestas contribuirán en gran medida a fortalecer las leyes actuales de la India que prohíben los actos que “ofenden el pudor de la mujer” aunque no definen comportamientos excesivos específicos.

En una conferencia de prensa celebrada en enero, el Sr. Verma afirmó que “abordar sólo la etapa final de una violación no es la solución. Se debe hacer frente a las fases iniciales que, en última instancia, se convierten en formas de agresión sexual con agravantes”.

Así pues, insto a todas y todos ustedes a revisar y fortalecer las leyes de sus países para poner fin a la violencia contra las mujeres.

En segundo lugar, los parlamentos desempeñan una función clave en el seguimiento y la aplicación, tanto de la legislación existente como de la nueva.

Cuando las leyes no se aplican, o se aplican de manera ocasional o incongruente, esto supone un fallo de gobernanza, el incumplimiento de los derechos y las necesidades de los electores y, en este caso, un fracaso en la protección de las mujeres y las niñas ante la violencia.

Esta es un área donde la coordinación y la colaboración con otras partes interesadas pueden marcar la diferencia.

Las parlamentarias y los parlamentarios pueden servirse de sus competencias para contar con policía, fiscales, juezas y jueces, médicos, trabajadoras y trabajadores sociales y líderes religiosos y comunitarios para librar la batalla al unísono y para garantizar que todas las partes rindan cuentas. Poner fin a la violencia contra las mujeres requiere la participación plena de todos los sectores de la sociedad.

En tercer lugar, la aplicación satisfactoria de la legislación depende de una mayor conciencia de la sociedad con respecto a la violencia contra las mujeres. Actualmente, Internet y los medios sociales ayudan a este respecto.

Pero también las parlamentarias y los parlamentarios tienen un papel importante que desempeñar. Pueden ayudar a sensibilizar a las personas e influir en la opinión pública. ¡El altavoz está en sus manos! Pueden involucrar a la comunidad más amplia en un debate sincero sobre el cambio de las normas sociales y actitudes y transmitir el mensaje de que la violencia contra las mujeres no se puede aceptar, no se va a tolerar y que los agresores serán llevados ante la justicia.

En cuarto lugar, está la función parlamentaria de la elaboración de presupuestos y su aprobación. Esto es fundamental para el progreso.

Todas y todos sabemos muy bien que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones.

Una ley solamente es efectiva si se dispone de los recursos económicos y humanos necesarios para su implementación.

Muchas leyes o planes de acción se aprueban sin presupuesto, sin la audacia necesaria que he mencionado antes. En realidad, se trata de un esfuerzo estéril.

Para que una ley tenga efecto debe tener un respaldo económico, y estas necesidades financieras deben reflejarse en asignaciones presupuestarias. Mujeres y niñas de todo el mundo cuentan con ustedes para que hagan posibles esos presupuestos. Y yo también.

(pausa)

Para terminar, quiero reafirmar de forma categórica el compromiso de ONU Mujeres para trabajar todo lo que podamos con los medios limitados de los que disponemos, aunque con una voz muy fuerte, para ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, tanto en los espacios públicos como en los privados.

Hemos trabajado en campañas mundiales para llamar la atención sobre el problema y movilizar a todas las partes interesadas para erradicar este tipo de violencia.

Por ejemplo, la campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas incluye un esperado enfoque sobre el papel de los hombres y los niños para poner fin a esta violencia.

Y esto ya está dando resultados. Por ejemplo, un extraordinario joven de Tanzanía se quedó tan impresionado con las historias que leyó acerca de la violencia contra las mujeres que se inscribió en el concurso mundial de diseño de camisetas ÚNETE del año 2011 y lo ganó.

Actualmente se dedica a movilizar a sus compañeras y compañeros a través de una “Caravana por el Cambio” itinerante que genera conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en su propio país.

También coordinamos el Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres que, a finales de 2012, incluía 95 programas en 85 países y territorios.

Uno de sus beneficiarios es el Population Council, que proporciona a las niñas indígenas de Guatemala sistemas GPS para que creen mapas con las zonas que consideran seguras o de riesgo. Las y los líderes locales utilizan los mapas para mejorar la planificación municipal, incluyendo el alumbrado, las patrullas de policía y otros muchos aspectos.

Además, sabemos que la violencia contra las mujeres y las niñas afecta a familias, comunidades y ciudades enteras.

Por esta razón, también hemos desarrollado un programa global de “Ciudades Seguras, Libres de Violencia contra las Mujeres y las Niñas” que aporta un enfoque global de la cuestión.

El diálogo y la colaboración entre las partes interesadas, incluyendo parlamentarias y parlamentarios, son fundamentales para forjar un consenso sobre acciones concretas destinadas a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Por definición, las parlamentarias y los parlamentarios están ahí para servir al bien público, a TODAS las ciudadanas y TODOS los ciudadanos: esta es la misión que se les ha encomendado. Les pido que nunca olviden que las mujeres y las niñas a las que sirven —y toda la humanidad— ponen su esperanza y confianza en ustedes. Los hechos siempre son más valiosos que las palabras, y yo cuento con su pasión y compromiso para que todas y todos nos unamos para poner fin a la historia de la violencia.

Muchas gracias.

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