Si bien los jóvenes desempeñan papeles centrales y catalizadores en los movimientos en favor de la democracia en todo el mundo, están menos comprometidos que las generaciones anteriores en el voto y el activismo partidista. A partir de 2016, las personas entre las edades de 20 y 44 años constituyen el 57% de la población mundial en edad de votar, pero solo el 26% de los miembros del Parlamento (MP) del mundo. Los jóvenes menores de 30 años solo representan el 1.9% de los parlamentarios mundiales y más del 80% de las cámaras superiores del Parlamento no tienen diputados menores de 30 años. Mientras que los parlamentarios masculinos superan a las mujeres en cada categoría de edad, el desequilibrio de género es menos pronunciado entre los diputados más jóvenes alrededor del mundo. Esto sugiere que es más probable que hombres y mujeres jóvenes abran paso a nuevas caras y voces para estar representados en la toma de decisiones (Participación Juvenil de la Unión Interparlamentaria en los Parlamentos Nacionales, 2016). Las estrategias que pueden promover la participación de los jóvenes en los procesos políticos incluyen: cuotas de jóvenes; reformas legales para alinear la edad para votar con la edad mínima para los funcionarios electos; sistemas electorales de representación proporcional; Parlamentos inclusivos y gobernabilidad local; eliminación de barreras para la participación electoral de los jóvenes; alcance y reclutamiento de estudiantes por partidos políticos; y dirigidos a los jóvenes candidatos políticos.